domingo, 24 de mayo de 2009

UNA VISIÓN SOBRE LA VIGILANCIA

Vigilar el desarrollo tiene connotaciones muy amplias y por lo mismo diversas para las personas y profesionales.
La vigilancia se puede dar desde las acciones diarias que realiza la madre para cerciorarse que las funciones básicas y humanas del niño se presentan de manera adecuada o aquellas que verifica la familia cuando indaga sobre las adquisiciones que va realizando cada día. Involucra además las acciones que el personal de salud o vinculada a la atencipon/educación de la infancia raealiza sistemáticamente en lo que se denomina control del niño sano, consulta de crecimiento y desarrollo o seguimiento longitudinal por mencionar los más conocidos.
En efecto en los programas para la atención de la salud del niño en la mayoría de países de América Latina está contemplado realizar acciones de detección temprana de retrasos o alteraciones en el desarrollo. Sin embargo, éstas han encontrado diversas dificultades para ponerse en práctica, entre las que se destacan: carencia de instrumentos de detección, pezquiza o tamizaje socioculturalmente adaptados, falta de capacitación de los profesionales, ausencia de estrategias para dar seguimiento y ofrecer intervenciones en salud oportunas para promover un desarrollo adecuado etc.
Casi todas las recomendaciones están orientadas a que los prestadores de servicios de salud apliquen pruebas de tamizaje para la detección de retrasos o alteraciones en el desarrollo en el entendido de que éstas son rápidas, fáciles de aplicar y requieren materiales mínimos. Pero los tiempos, capacitación y materiales aún así son por lo general insuficientes.
La Norma Oficial Mexicana NOM-031-SSA2-1999 para la Atención a la Salud del Niño aconseja hacer valoraciones del desarrollo psicomotor al nacer, a los 2, 4, 6, 12 y 24 meses de edad. La American Academy of Pediatrics, señala que el tamizaje del desarrollo debe hacerse a los 3, 9 y 18 meses. También se ha planteado como alternativa elaborar inventarios, cartillas y cuestionarios basados sólo en la información de los padres para ser calificados por ellos previo a las consultas en los tiempos de espera o incluso desde la casa (Kent, prescreening de Denver, Bricker,etc).
Pero la vigilancia del desarrollo es mucho más que explorar las conductas que puede o no realizar un niño La vigilancia también debe incluir medidas relacionadas con la detección de las causas que pueden desencadenar esos retrasos; debe identificar la presencia de riesgos para ofrecer acciones preventivas y de promoción del desarrollo. Por ello, no sólo se debe constatar que un niño presenta o no dificultades para ejecutar determinadas conductas del desarrollo, sino también identificar:

1. Riesgos biológicos para establecer necesidades específicas de vigilancia por la mayor probabilidad de alteración en el neurodesarrollo
2. Retrasos o alteraciones, identificar trastornos orgánicos que tienen sus primeras manifestaciones en el desarrollo del niño
3. Condiciones adecuadas en el ambiente socioafectivo del niño y el cuidador primario para promover el desarrollo integral del niño
4. Identificar problemáticas psicosociales, disfunción en la interacción cuidador-niño o estilos de crianza inadecuados
5. Alteraciones relativas a las habilidades del niño para resolver pruebas del desarrollo y la presencia de signos neurológicos, genéticos o musculoesqueléticosVigilar el desarrollo no es igual a aplicar una prueba del desarrollo o de tamizaje, en nuestra visión es involucrarse con las expectativas que tiene toda familia de que su hijo se constituya en un ser productivo, con capacidad de dar continuidad a sus tradiciones y trascendencia social, en una fuente de felicidad por su condición de ser y de descubrirnos el mundo cotidianamente.

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